Mientras la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. estudia úteros artificiales, experto en ética recomienda 'coraje y precaución'
NGTON (OSV News) -- Los católicos deberían abordar el tema de los úteros artificiales con coraje y precaución, enfatizó un experto en ética, después de que los asesores de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (o FDA, por sus siglas en inglés) se reunieran para a analizar la nueva tecnología.
"Coraje, porque este emprendimiento es altamente complejo desde el punto de vista tecnológico y podría tener un impacto positivo en la vida y la salud humana en etapas muy vulnerables", señalo John F. Brehany, vicepresidente ejecutivo y director de relaciones institucionales del Centro Nacional de Bioética Católica, a OSV News. "Precaución, porque, cuando se implemente, esta tecnología será poderosa y estará sujeta a abusos".
A mediados de septiembre, el Comité Asesor Pediátrico de la FDA se reunió para discutir y ofrecer recomendaciones sobre el futuro de la tecnología de útero artificial para bebés extremadamente prematuros o nacidos antes de las 28 semanas de embarazo. El comité independiente consideró planes para establecer la seguridad y eficacia de la tecnología, incluyendo consideraciones regulatorias y éticas para su uso en seres humanos.
Los asesores examinaron la tecnología de útero artificial como una alternativa al manejo estándar del cuidado de bebés extremadamente prematuros en la unidad de cuidados intensivos neonatales.
Aunque la tecnología se ha desarrollado en animales, todavía no se ha utilizado en seres humanos.
Antes de la reunión, un documento informativo de la FDA definió la tecnología de útero artificial como "una estrategia terapéutica propuesta que tiene como objetivo cubrir el período entre un nacimiento extremadamente prematuro y una gestación posterior para permitir la maduración de los órganos en un sistema que reproduce el entorno del útero y proporciona soporte placentario artificial para la nutrición y el intercambio de gases".
El documento de la FDA proporcionó una justificación para el uso de la nueva tecnología: intentar salvar las vidas de más bebés nacidos prematuramente.
Esta discusión tiene lugar en un momento en que la tasa de nacimientos prematuros en Estados Unidos alcanza el nivel más alto reportado desde al menos 2007, según un informe del Sistema de Estadísticas Vitales Nacionales (o SSVN, por siglas en inglés) publicado en enero por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (o CDC, por siglas en inglés). Más recientemente, los CDC informaron que la tasa de nacimientos prematuros aumentó un 4%, de 10,1% en 2020 a 10,5% en 2021.
En ese año, aproximadamente uno de cada 10 bebés nacidos en Estados Unidos llegó prematuramente, antes de las 37 semanas de embarazo, según los CDC.
Esto afecta de manera desproporcionada a los bebés afroamericanos. Los CDC encontraron que la tasa de nacimientos prematuros fue aproximadamente un 50% más alta para las mujeres afroamericanas que para las mujeres blancas o hispanas en 2021.
Según el informe del SSVN, de los 3.664.292 nacimientos reportados en 2021, menos del 1% ocurrió antes de las 28 semanas de embarazo, lo que representa más de 23.000 bebés nacidos extremadamente prematuros.
Un informe más reciente del SSVN publicado en septiembre encontró que, debido a la edad gestacional, los bebés nacidos antes de las 28 semanas tenían la tasa de mortalidad más alta, hasta 170 veces más alta que la de los bebés nacidos entre las semanas 37 y 41. En 2021, el mismo informe encontró que el 65% de las muertes de los infantes ocurrieron entre aquellos nacidos prematuramente antes de las 37 semanas.
Los CDC establecen que el parto prematuro y el bajo peso al nacer constituyen la segunda causa principal de muerte infantil en Estados Unidos en 2021.
Al abordar el tema de los úteros artificiales, Brehany señaló la posición católica de valorar la vida humana.
"Los católicos creemos que tenemos un dominio limitado sobre la creación y debemos usar la razón y la ciencia para proteger la vida y la salud humana", añadió.
Asimismo, explicó por qué los católicos también deben ejercer precaución.
"Incluso una invención tan simple como un ultrasonido puede utilizarse con propósitos válidos o nefastos", expresó. "Es decir, los ultrasonidos se pueden utilizar para diagnósticos clínicos, para ayudar a las personas a visualizar la realidad de sus bebés y, desafortunadamente, para identificar bebés no deseados".
Agregó: "Lo mismo ocurrirá con los úteros artificiales".
Habló sobre la importancia de las pautas morales y éticas con respecto a esta tecnología.
"Sin duda, habrá protocolos clínicos complejos para garantizar la utilización óptima de los úteros artificiales, al igual que ocurre con las unidades de cuidados intensivos neonatales", manifestó. "Desde el punto de vista ético, los úteros artificiales también brindarán la oportunidad de intervenir, si no controlar, la gestación humana de manera más radical que nunca".
Brehany destacó una observación del autor y apologeta cristiano C.S. Lewis: Cada poder que los seres humanos desarrollan sobre la naturaleza también aumenta el poder que algunas personas tienen sobre otras.
Si bien no describió el uso de úteros artificiales en situaciones específicas, Brehany propuso pautas generales para la nueva tecnología.
"Las pautas prudenciales deben asegurar que los úteros artificiales se utilicen solo cuando no haya medios menos radicales disponibles y no simplemente como reemplazo de la gestación normal", enfatizó. "Deberíamos ser capaces de hacerlo, pero será difícil".
También, expresó su preocupación por el mal uso de la tecnología en el futuro.
"Durante años, algunos médicos han utilizado cesáreas por conveniencia y algunas mujeres las han elegido para evitar efectos no deseados del parto vaginal", señaló. "Es decir, habrá tentaciones similares al utilizar una tecnología más poderosa como la de los úteros artificiales".
Brehany concluyó describiendo los posibles beneficios y riesgos de esta tecnología.
"Los beneficios probables serán que se salvarán muchas vidas", afirmó. "El riesgo es que las personas tengan aún más poder sobre los seres humanos durante el embarazo y más discreción para elegir si continuar con el embarazo o no".