La confianza en Dios y en la humanidad hace que el mundo brille más, dice el predicador papal
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- La confianza valiente en Dios, en uno mismo y en los demás es necesaria para ver el bien en la propia vida y poder abrazar un mundo difícil e imperfecto, dijo el predicador de la casa pontificia.
Se trata de "ajustar nuestro corazón, felices de creer que la realidad, tal y como es, puede ser siempre un lugar de felicidad porque es el lugar donde Dios eligió estar con nosotros para siempre", dijo el padre capuchino Roberto Pasolini al Papa Francisco y a los miembros de la Curia Romana en su reflexión de Adviento del 13 de diciembre.
El padre Pasolini, de 53 años, fue nombrado como nuevo predicador papal en noviembre, sucediendo al cardenal Raniero Cantalamessa, quien, a sus 90 años, había desempeñado el cargo durante más de cuatro décadas.
El padre Pasolini inició el 6 de diciembre una serie de reflexiones semanales de Adviento sobre los profetas bíblicos "que pueden indicarnos las puertas ideales (de esperanza) por las que caminar para prepararnos a la Navidad y también al próximo Jubileo".
Tras reflexionar sobre "la puerta del asombro" la semana pasada, el sacerdote se centró en "la puerta de la confianza" y en tener confianza o fe en algo.
"Confiar es una opción valiente", dijo, porque "no es una certeza exenta de riesgos" y no quiere decir ser ingenuo o crédulo.
"Los profetas del Antiguo Testamento nos enseñan que confiar significa mantener viva la esperanza incluso en tiempos de prueba y desolación", dijo.
Dios creó a la humanidad para que fuera libre, y "respeta nuestra libertad", dijo. Dios es "feliz cuando la utilizamos para asemejarnos a Él, y respeta esta libertad incluso cuando nos apartamos y nos cerramos en el pecado y el egoísmo".
"Si nos apartamos de su mirada, sin embargo, Dios no puede apartar su mirada de nosotros. Sigue confiando en nosotros porque nos reconoce como hijos suyos capaces de volver a Él y, por tanto, también a nosotros mismos", afirmó el padre Pasolini.
Dios sabe que su mirada confiada es "lo que más necesitamos cuando estamos un poco asustados, atemorizados y atascados en la vida", dijo. "Sólo la confianza libera nuestros mejores recursos y nos permite volver a caminar".
Además, dijo, la fe en Dios y el cuidado de los demás no se pueden separar. "Nuestra fe en Dios es auténtica en la medida en que creemos que la confianza y la bondad nunca sobran en nuestras relaciones".
"Se trata de encontrar siempre el tiempo y la manera de ponernos en el lugar del otro", afirmó.
"Creo que también necesitamos la capacidad de tener una fe tan grande en todo y en todos para generar un círculo virtuoso de amistad y solidaridad", afirmó. "Es un recordatorio muy fuerte para nosotros y nuestros propios caminos de fe, en los que a menudo nos encontramos reservados, desconfiados y egoístas".
"La puerta de la confianza", dijo, exige "una gran responsabilidad. Para atravesar esta puerta, no basta con mostrar cierto optimismo o quizá fingirlo con algunas sonrisas".
"Hay que volver la mirada hacia Dios y abrir de par en par el corazón a la acción de su Espíritu", dijo, ya que "es su confianza en nosotros la que reactiva los mejores recursos que somos capaces de (dar)".
"Por lo tanto, si podemos redescubrir la confianza no sólo en Dios, sino también en nosotros mismos y en los demás". dijo, "sabremos ver el bien que nos rodea y entonces también sabremos abrazar la realidad" incluso cuando tal realidad es "incómoda, casi repulsiva, tratando no simplemente de buscar la justicia, sino reparando nuestro corazón".