El Papa crea nuevos cardenales provenientes de 16 naciones y les pide que formen una 'sinfonía' en la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Procedentes de diferentes partes del mundo y con diferentes experiencias y talentos, los miembros del Colegio Cardenalicio están llamados a formar una "sinfonía", escuchándose unos a otros y al Espíritu Santo, dijo el Papa Francisco.
Al crear 21 nuevos cardenales de 16 naciones el 30 de septiembre, el Santo Padre habló de la historia bíblica de Pentecostés para recordar a los prelados las raíces de su fe, e invocó la imagen de una sinfonía para enfatizar su llamada a ser fieles y creativos.
En una cálida mañana de otoño, con flores y arbustos decorando los escalones de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco celebró su noveno consistorio para crear nuevos cardenales. El Vaticano informó que 12.000 personas asistieron a la ceremonia.
El cardenal Robert F. Prevost, de 68 años y nacido en Chicago, prefecto del Dicasterio para los Obispos, fue el único prelado estadounidense que recibió su birrete rojo en el consistorio. Le acompañó el cardenal francés Christophe Pierre, de 77 años, nuncio en Estados Unidos.
El cardenal Luis Pascual Dri, un capuchino argentino de 96 años, fue nombrado cardenal cuando el Papa proclamó su nombre en el consistorio, pero no viajó a Roma para recibir su birrete rojo por motivos de salud.
Con este consistorio, el Colegio Cardenalicio ahora cuenta con 242 miembros de 91 naciones, según estadísticas vaticanas; 137 de los cardenales tienen menos de 80 años y pueden votar en un cónclave para elegir a un nuevo Papa. Los llamados "cardenales electores" proceden de 71 países.
Italia -- contando con 49 cardenales, de los cuales 14 son electores -- sigue dominando el recuento de cardenales. Estados Unidos ocupa el segundo lugar; según el Vaticano, hay 17 cardenales estadounidenses, incluidos 11 electores. El total sería de 18 si se cuenta al cardenal Silvano Tomasi, nacido en Italia y antiguo funcionario del Vaticano, que es ciudadano estadounidense.
Al comienzo de la ceremonia, el cardenal Prevost agradeció al Papa Francisco en nombre de los nuevos cardenales, señalando cómo el consistorio tenía lugar justo antes de la apertura de la asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad.
"La Iglesia es plenamente ella sólo cuando escucha de verdad, cuando camina como el nuevo pueblo de Dios en su maravillosa diversidad, redescubriendo continuamente su propia llamada bautismal a la difusión del Evangelio y del reino de Dios", dijo el cardenal Prevost. "La belleza de la universalidad de la Iglesia que se manifestará en el desarrollo del sínodo será un signo muy importante, que podrá hablar de la misión que todos los bautizados hemos recibido, en comunión con el sucesor de Pedro y en la profesión de la misma fe".
Antes de recibir sus birretes rojos, sus anillos cardenalicios y los nombres de sus iglesias titulares en Roma -- una asignación que los convierte formalmente en miembros del clero de la Diócesis de Roma --, los nuevos cardenales hicieron una profesión de fe, recitando el Credo en latín, e hicieron un juramento de fidelidad al Papa Francisco y a sus sucesores.
El cardenal Prevost, antiguo superior general de la orden religiosa de los agustinos quien también supervisa la Comisión Pontificia para América Latina, recibió la Iglesia de Santa Mónica, madre de San Agustín.
En su homilía durante el Consistorio, un servicio de oración que duró poco más de una hora, el Papa Francisco llamó la atención de los prelados a la historia de Pentecostés en el segundo capítulo de los Hechos de los Apóstoles y en particular a su lista de los que escucharon a los apóstoles, cada uno en su propio idioma a pesar de que eran "partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea y Capadocia, Ponto y Asia".
"Normalmente nosotros los pastores, cuando leemos el relato de Pentecostés, nos identificamos con los apóstoles", dijo el Papa. Pero si los cardenales se reconocieran como miembros de la multitud, añadió, "redescubrirían con asombro el don de haber recibido el Evangelio" en sus propias lenguas y
"En efecto, somos evangelizadores en la medida en que conservamos en el corazón el asombro y la gratitud de haber sido evangelizados; más aún, de ser evangelizados, porque en realidad se trata de un don siempre actual, que requiere ser renovado continuamente en la memoria y en la fe", les dijo el Papa.
Con humildad, y con esa diversidad, dijo, "el Colegio Cardenalicio está llamado a asemejarse a una orquesta sinfónica, que representa la sinfonía y la sinodalidad de la Iglesia".
"Y para eso es fundamental la escucha recíproca", afirmó. "Cada músico debe escuchar a los demás. Si uno sólo se escuchase a sí mismo, por más sublime que pudiera ser su sonido, no beneficiará a la sinfonía; y lo mismo sucedería si una sección de la orquesta no escuchase a las otras, sino que sonara como si estuviera sola, como si fuera el todo".
Y añadió, "el director de la orquesta está al servicio de esta especie de milagro que representa cada ejecución de una sinfonía. Él debe escuchar más que todos los demás y al mismo tiempo su tarea es ayudar a cada uno y a toda la orquesta a desarrollar al máximo su fidelidad creativa, fidelidad a la obra que se está ejecutando, pero creativa, capaz de darle un alma a esa partitura, de hacerla sonar en el aquí y ahora de una manera única".
"Tenemos como maestro al Espíritu Santo”, dijo el Papa Francisco, “maestro interior de cada uno y maestro del caminar juntos. Él crea la variedad y la unidad; Él es la misma armonía".