El Espíritu Santo fomenta la unidad, la paz y la justicia, dice el Papa en la vigilia de Pentecostés
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- En la víspera de Pentecostés, el Papa León XIV rezó para que el Espíritu Santo ayude a las asociaciones, los movimientos eclesiales y las comunidades católicas laicas a vivir el Evangelio antes de intentar predicarlo y sea una fuerza de unidad en la Iglesia y en el mundo.
"En un mundo quebrantado y sin paz, el Espíritu Santo nos educa a caminar juntos", dijo el Papa al unirse a unas 70.000 personas en una vigilia de oración vespertina en la Plaza de San Pedro el 7 de junio.
"La evangelización, queridos hermanos y hermanas, no es una conquista humana del mundo, sino la infinita gracia que se difunde a través de vidas transformadas por el Reino de Dios", dijo. La evangelización requiere caminar juntos por "el camino de las bienaventuranzas", juntos, "hambrientos y sedientos de justicia, pobres de espíritu, misericordiosos, mansos, puros de corazón, que trabajan por la paz".
Jesús mismo eligió este camino, insistió el Papa León. "Para seguir a Jesús en este camino que Él ha elegido no sirven poderosos protectores, compromisos mundanos o estrategias emocionales".
La vigilia formaba parte del Jubileo de los Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades. El programa comenzó unos 90 minutos antes de la llegada del Papa León en el papamóvil. Actuaron el coro y la banda internacional Gen Verde, del Movimiento de los Focolares, y miembros de la Comunidad de Sant'Egidio, del Camino Neocatecumenal, de Nuovi Orizzonti y de Comunión y Liberación dieron testimonio de cómo los grupos les ayudaron a acercarse a Jesús y les motivaron para ayudar a los demás.
El programa se completó con vídeos de San Juan Pablo II, Benedicto XIV y Francisco en vigilias de Pentecostés similares con los grupos.
Los dones del Espíritu Santo, concedidos para construir la unidad de la Iglesia e inspirar sus esfuerzos para ayudar a los demás, fueron el tema común de los vídeos.
En su discurso, el Papa León dijo que "sinodalidad" es una palabra "que expresa felizmente el modo en el cual el Espíritu modela la Iglesia".
En Pentecostés, María y los discípulos "fueron colmados con un Espíritu de unidad, que radicaba para siempre sus diversidades en el único Señor Jesucristo", dijo. " No muchas misiones, sino una única misión. No introvertidos y belicosos, sino extrovertidos y luminosos".
"Queridos hermanos y hermanas, Dios ha creado el mundo para que nosotros estuviésemos juntos. Sinodalidad es el nombre eclesial de esta conciencia", dijo el Papa. "Es el camino que pide a cada uno reconocer la propia deuda y el propio tesoro, sintiéndose parte de una totalidad, fuera de la cual todo se marchita, incluso el más original de los carismas".
"Miren", dijo a la multitud. "Toda la creación existe sólo en la modalidad del existir juntos, a veces peligroso, pero aun así juntos siempre".
"Lo contrario es mortal y desgraciadamente está ante nuestros ojos cada día", dijo el Papa. "Que sus agregaciones y comunidades sean entonces lugares donde se practique la fraternidad y la participación, no sólo en cuanto lugares de encuentro, sino en cuanto lugares de espiritualidad".
El Espíritu Santo puede cambiar el mundo porque puede cambiar los corazones humanos, dijo. "Inspira, en efecto, esa dimensión contemplativa de la vida que aleja la autoafirmación, la murmuración, el espíritu de controversia, el dominio de las conciencias y de los recursos".
Celebrar Pentecostés durante un Año Jubilar, dijo, es un momento especial para reconocer la importancia de caminar juntos y mostrar al mundo el poder transformador del Espíritu Santo.
"La tierra descasará, la justicia se afirmará, los pobres se alegrarán y la paz volverá si dejamos de movernos como predadores y comenzamos a hacerlo como peregrinos", dijo el Papa. "Ya no cada uno por su cuenta, sino armonizando nuestros pasos con los pasos de los demás. No consumiendo el mundo con voracidad, sino cultivándolo y custodiándolo, como nos enseña la Encíclica Laudato si".
Si los grupos están unidos entre sí y con sus parroquias y diócesis locales, dijo, "actuaremos, entonces, en armoniosa sintonía. Los desafíos que la humanidad enfrenta serán menos espantosos, el futuro será menos oscuro, el discernimiento menos difícil, si juntos obedeciéramos al Espíritu".