El Año Jubilar es tiempo de construir puentes, no muros, dice el Papa

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- En un mundo marcado por la división y el conflicto ideológico, el Papa León XIV instó a los católicos a rechazar los muros de separación y abrazar a Jesús como "una puerta que une", recordando a los peregrinos que la verdadera esperanza cristiana reside en conectar en lugar de dividir.

Dirigiéndose a miles de peregrinos reunidos en la Basílica de San Pedro el 14 de junio para una audiencia especial del Jubileo, el Papa dijo que el Año Santo 2025 debe vivirse como una misión de comunión, enraizada en la virtud teologal de la esperanza.

"Esperar es conectar", dijo, afirmando que el Jubileo es una "puerta abierta" al misterio de la conexión de Dios con la humanidad, que afianza sus raíces en la encarnación de Cristo.

La audiencia continuó una serie iniciada por el Papa Francisco que explora una dimensión de la esperanza a través del ejemplo de una figura espiritual. En esta ocasión, el Papa León se centró en San Ireneo de Lyon, a quien describió como un "maestro de la unidad" y un puente entre Oriente y Occidente.

Nacido en 130 en Asia Menor y posteriormente obispo en la actual Francia, San Ireneo "llevaba consigo el testimonio de quienes habían conocido directamente a los Apóstoles", dijo el Papa. Su vida y su ministerio reflejaron el modo en que las culturas, los pueblos y las iglesias pueden enriquecerse mutuamente, una dinámica que el Papa comparó con las comunidades de emigrantes de hoy en día, de las que dijo que a menudo revitalizan la fe en sus países de acogida.

En medio de las divisiones de la Iglesia primitiva, San Ireneo no se refugió en la desesperación, sino que "aprendió a pensar más profundamente, centrándose siempre en Jesús", dijo el Papa. En un mundo fragmentado por disputas doctrinales, presiones políticas y persecuciones, encontró la unidad no suprimiendo las diferencias, sino reconociendo cómo Cristo reconcilia los opuestos en su propia persona.

"Jesús no es un muro que separa, sino una puerta que nos une", dijo el Papa. "Él es la vida misma entre nosotros. Él reúne los opuestos, hace posible la comunión".

El Papa León advirtió contra los peligros de la ideología y la violencia verbal, señalando que en el mundo moderno "las ideas pueden enloquecer y las palabras pueden matar." Lo que fundamenta la sociedad, dijo, es la condición humana compartida: "la carne", que "nos une a la tierra y a las demás criaturas".

En esto, también, Cristo es central. "La carne de Jesús debe ser acogida y contemplada en cada hermano y hermana, en cada criatura", dijo. "Escuchemos el grito de la carne. Dejémonos llamar por el nombre a través del dolor de los demás".

La esperanza, dijo el Papa, no es un ideal lejano, sino un compromiso diario. Es una llamada a "avanzar hacia la comunión", a convertirnos en constructores de puentes, no en guardianes de puertas. "Distinguir es útil", dijo, "pero nunca dividir".

Haciéndose eco de una frase del Padre Nuestro, "así en la tierra como en el cielo", el Papa León dijo que el Año Jubilar debe inspirar a los católicos a actuar como agentes de conexión en un mundo fragmentado. "Abramos puertas", dijo. "Conectemos mundos y habrá esperanza".