El obispo Seitz llama a un trato más cristiano y caritativo frente a la comunidad migrante
WASHINGTON (OSV News) -- En el marco de la Conferencia de Inmigración "Respondiendo a las Realidades Cambiantes en la Frontera de los Estados Unidos y Más Allá", llevada a cabo el pasado 11 de abril en la Universidad Católica de América en Washington D.C.; Peter K. Kilpatrick, presidente de esta institución educativa sostuvo una conversación con monseñor Mark J. Seitz, obispo de El Paso, Texas.
El obispo inició este panel de discusión hablando de cómo es la vida en esta región de frontera a donde llegó hace 11 años, tiempo en el que ha asumido una persistente lucha para defender y abogar por los derechos de los migrantes. "Es un lugar donde siempre ha habido movimiento de ida y vuelta. El tan bien llamado 'El Paso' es un lugar de paso".
Para el obispo algo que marca la identidad de la comunidad de El Paso es el hecho de saber recibir a la gente.
"Así que, si no has estado allí antes, es un verdadero desafío a tu noción de lo que es una frontera. No es un lugar de confrontación, que es como solemos ver las fronteras", explicó. "Es un lugar de encuentro realmente, un lugar de una economía próspera y un movimiento que ha dado un carácter especial a lo que llamamos una comunidad binacional".
Asimismo, el prelado dijo que la actual retórica antimigrante despoja a los inmigrantes de su dignidad y aviva el temor a una crisis fronteriza. "Creo que se puede argumentar que es fundamental para una nación saludable" responder a este desafío, dijo.El prelado advirtió que "si criamos una generación o generaciones de personas que se ven obligadas a quedarse al margen debido a nuestra falta de voluntad para acogerlos e integrarlos como nos pide nuestro Santo Padre, vamos a criar generaciones de personas enfadadas que van a recurrir a algunos medios que no son útiles para reclamar de alguna manera su lugar en la sociedad". Eso no quiere decir que el apoyo a los migrantes debe ocurrir por miedo a ello, aclaró, pero "lo que quiero decir es que este es un momento clave y que prosperaremos o no como nación en el futuro, como un lugar de paz, justicia y armonía donde nuestros niños puedan vivir con seguridad; a menos que respondamos a este desafío y ofrezcamos las oportunidades que la gente necesita. Y no están pidiendo mucho", expresó.
Mons. Seitz también dijo que la virtud de la hospitalidad "resume aspectos fundamentales del ser cristiano", porque "toda nuestra salvación se basa en un Dios hospitalario que está dispuesto a tendernos la mano".
También habló de la contribución de los inmigrantes a la sociedad, y de la respuesta de las ciudades que reciben autobuses llenos de inmigrantes que se envían sin coordinación "con la intención de desbordar los recursos".El prelado dijo a los asistentes que "todo discípulo de Jesucristo está llamado a reconocer a toda persona humana, por pequeña que sea, por pobre que sea, por carente que esté de poder, como hijo amado de Dios". "Nosotros, los católicos, una de las cosas más bellas de nuestra fe y de nuestras hermosas enseñanzas, es esta absoluta coherencia en el reconocimiento de esta dignidad a lo largo de toda la vida humana" añadió.Durante la parte de preguntas y respuestas después de la conversación del obispo Seitz y Kilpatrick, un asistente a la conferencia preguntó al obispo sobre la Ley 4 del Senado de Texas, una polémica ley -- firmada por el gobernador del estado en diciembre -- que convierte en delito estatal que los inmigrantes crucen la frontera de Texas sin autorización. La ley está estancada en los tribunales después de que varias demandas cuestionaran su constitucionalidad, ya que la protección de las fronteras es responsabilidad del gobierno federal.
Afirmando que la ley se presta a la elaboración de perfiles raciales, el obispo Seitz criticó la S.B. 4 porque "mete miedo a todos los inmigrantes, sea cual sea su situación legal". Añadió que también niega a una persona la oportunidad de ser procesada adecuadamente porque "pasa completamente por alto los derechos de asilo previstos en el derecho internacional y en nuestra legislación nacional".
Al concluir el panel, OSV News habló con el obispo Seitz, quien afirmó que "la frontera sólo muestra síntomas" de la problemática de la migración pero que las soluciones se encontrarán en dos lugares. "En primer lugar, en los países de origen, donde nuestra nación puede ayudar a restablecer comunidades y gobiernos sanos", dijo. "Y en segundo lugar en una respuesta más cristiana y caritativa de la gente de nuestro propio país hacia los inmigrantes. Ambos factores serán extremadamente importantes. Y, como digo, influirán el uno en el otro"."El miedo no es una buena herramienta para la reflexión racional y, desgraciadamente, parece que la reacción del miedo está guiando la mayoría de nuestras políticas de inmigración", dijo. Y agregó que es el tipo de respuesta de lucha o huida en lugar de tener una visión de conjunto y desarrollar políticas que examinen cuidadosamente a los que quieren cruzar y permitir que lo hagan los que tienen necesidad de hacerlo, dijo el prelado, quien funge como presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. (USCCB por sus siglas en inglés).En relación a cómo podría la comunidad apoyar a las organizaciones, hombres y mujeres, que abogan por los inmigrantes y porque éstos sean tratados dignamente, el obispo dijo que hay áreas en las que "un poco de voluntad y un poco de esfuerzo pueden hacer la diferencia"."Preparar una comida para un refugio, donar -- recursos -- para este trabajo, conocer a un emigrante y simplemente ser amigo de una persona que no conoce a nadie en su nuevo lugar donde vive, rezando por ellos en nuestras oraciones diarias. Todas estas cosas pueden marcar una enorme diferencia en sus vidas. Todos podemos hacer algo", afirmó monseñor Seitz. Para el obispo, el problema de tener un sistema de inmigración roto y políticas que amenazan la dignidad de la comunidad migrante no radica en el partido político del gobierno de turno en la Casa Blanca.
"Solía pensar que las soluciones iban a estar más en el nivel político de la legislatura y la administración, y ahora creo que he llegado a ver que no es ahí donde primero tiene que producirse el cambio"."Recuerden cómo Jesús nos enseñó quién es el prójimo, como la parábola del Buen Samaritano. Hasta que no aprendamos de nuevo a amar a la persona necesitada, no vamos a cambiar. Los políticos no van a cambiar", concluyó monseñor Seitz y dijo que el cambio "tiene que tener lugar en los corazones de las personas que han vuelto a aprender a amar a su prójimo".
- - -Marietha Góngora escribe para OSV News desde Washington D.C.